top of page

Testimonio de sobrevivientes

Leer siguiente

Silencio. No hablar. No respirar. Están aquí

  • Limor A.'s story

decenas de terroristas rodean la ciudad de Sderot

Es sábado por la mañana, alrededor de las 06:20. Estoy despierta, todavía en la cama.

De repente, 'alarma roja' (la alarma por misiles). Los gritos afuera despiertan a los niños, que entran corriendo al refugio. La alarma continúa más y más. Se escuchan explosiones arriba de casa, más alarmas y más explosiones.


Después de unos minutos, nos enteramos de que los disparos están ocurriendo simultáneamente en amplias zonas del país. Los niños preguntan '¿Por qué?' No tengo respuesta; solo entiendo que algo serio está sucediendo.


De repente comenzamos a escuchar disparos continuados. Disparo tras disparo. Se oyen gritos. No puedo creerlo. Corro hacia la ventana, me agacho y me doy cuenta de que los tiros están muy cerca de nuestra casa. Y no paran.


"decenas de terroristas rodean la ciudad de Sderot desde todas direcciones, disparan contra civiles que salieron a correr por la mañana"

Volvemos a encerrarnos en el refugio después de asegurarnos de llevar con nosotros los teléfonos móviles y una botella de agua para los niños. Comenzamos a recibir videos en todos los grupos de WhatsApp y ahí es donde se nos revela el horror: decenas de terroristas rodean la ciudad de Sderot desde todas direcciones, disparan contra civiles que salieron a correr por la mañana y contra los ancianos que esperaban el transporte que los llevaría a pasar un agradable rato en el Mar Muerto.


Al mismo tiempo, nos enteramos de que el marido de nuestra hija, miembro de las fuerzas de seguridad perteneciente a la policía de Sderot, participa en los tiroteos dentro de la comisaría. Gente inocente fue asesinada y herida tanto en el edificio de la policía como en toda la ciudad, parte de ellos eran nuestros seres queridos. Los disparos son interminables. Durante horas no escuchamos helicópteros ni actividad militar alguna.


Apagamos las luces de casa, cerramos las persianas, colocamos obstáculos junto a la puerta principal y rezamos para que la mano de estos agresores se detenga antes de acercarse.


Limor A.'s story

Estamos pegados a las noticias y a lo que escriben, encerrados en sus hogares, todos los miembros de la familia. Mi madre, sola en su casa, se metió en el refugio. Mi hija con los más pequeños, también. Todos. Presión, miedo y terror. Sensación de impotencia. Mi familia y yo decidimos ayudarnos con medicamentos para prevenir ataques de pánico.


El nivel de tensión alcanzó niveles sin precedentes. Las emociones son muy intensas. Hacia el mediodía, nos enteramos de que habíamos perdido en la estación de policía a nuestro mejor amigo. También a un vecino y otros amigos de mi yerno.


Ninguno de los agentes de policía que solía venir los viernes para almorzar en casa, está ya con nosotros. Más de veinte de los compañeros de mi yerno han desaparecido. El dolor silencia nuestros cuerpos y las lágrimas brotan sin parar.


Después de que el ejército demolió por la noche la estación de policía destruída por el ataque, nos resignamos a que ya no queda nadie. Ninguno de ellos. Al mediodía siguiente empacamos algunas cosas y escapamos de casa para alojarnos en el centro del país. Nuestra familia temía por nosotros.


Hoy por la tarde comenzaron los funerales en Sderot. No pudimos llegar a la ciudad, todavía amenazada por misiles y terroristas infiltrados que aún emergen por la zona. El funeral de nuestro mejor amigo fue transmitido en vivo por WhatsApp. Ninguno de nosotros logró contener las lágrimas, estamos abrumados por el dolor, el tremendo sufrimiento y una terrible sensación de haber sido abandonados a nuestra suerte.


Nos dejaron desamparados, sin mejorar nuestros medios de protección durante más de veinte años. Y algo más... Sderot es nuestro hogar. Sderot está en nuestros corazones y esos corazones se han destrozado.



Limor A.






bottom of page