top of page

Testimonio de sobrevivientes

Leer siguiente

Estaba seguro de que me iban a quemar vivo, pero Dios me protegió

  • Adi B.'s story

Logramos milagrosamente salvarnos de una masacre

Este día me acompañará toda la vida.


Mi amigo y yo decidimos subir al coche y unirnos a otros amigos en una fiesta en el sur. Salimos de Kiryat Shmona y llegamos cerca de la ciudad de Sderot y los kibbutzim circundantes. Tengo un nudo en el estómago. Le digo a mi amigo: 'Escucha, tengo una clase de presentimiento. Espero que no pase nada caótico'. Él me dice: 'Olvídalo. Hoy vinimos a disfrutar. No pienses en eso'. Me digo a mí mismo: 'De acuerdo, desconéctate de estos pensamientos. Ya estás aquí. Disfruta'.


Llegamos a la fiesta, realmente todo es buen ambiente. Todos están felices, bailando. Son alrededor de las 5:30 de la mañana, y mi amigo me dice: 'Adi, ¿qué te pasa? Relájate, disfruta conmigo el momento'. Pero siento que algo está mal. Le digo: 'No sé, me parece que algo no está bien'. No pasa ni una hora, y entramos en una pesadilla.


A las 6:30 de la mañana, comienzo a vivir como si estuviera dentro de la película de mi propia vida. Nos bombardean sin cesar. Mi amigo entra en pánico, corre de un lugar a otro. Intento calmarlo y le digo que está todo bien. Porque realmente, hasta ese momento todo estaba bien. ¿Qué son misiles para nosotros? Somos de Kiryat Shmona y hemos experimentado eso durante años.


Comenzamos a caminar hacia la salida, buscando el auto. Miro al cielo y veo decenas de drones sobre nuestras cabezas. Están lejos pero se van acercando. Me digo a mí mismo: 'Deben ser drones israelíes. Hay misiles y querrán aterrizar en un campo de la zona'.


No alcanzo a terminar la frase y camionetas llenas de terroristas armados empiezan a dispararnos.




Encontramos el auto y subimos. Se escuchan ráfagas de metralla. Aún no entiendo del todo la situación. Yo empiezo a conducir hacia la salida pero todos abandonan sus autos; la gente corre por todas partes. Logré llegar a la carretera principal. Un policía está allí y me dice: 'Gira a la derecha. A la izquierda no se puede'. Le digo: 'Mi GPS muestra a la izquierda. Necesito ir a Kiryat Shmona'. Él insiste y me dice: 'Amigo, no hay izquierda. Ve a la derecha'.


Giro a la derecha, sigo viaje unos setecientos metros y el GPS me insiste que retome en la otra dirección. Veo autos volcados y personas en el suelo y aún no termino de entender. Hasta que el auto delante mío se detiene, se abre la puerta del conductor y él simplemente cae sobre la carretera con una bala en la cabeza. En ese momento, mi amigo pierde el control y me dice: '¡Sigue conduciendo!' Le grito: '¡Cálmate! Déjame entender la situación'. Por supuesto, uno vive todos estos minutos como si fueran una eternidad.


Un chico se sube a mi auto, pidiendo ayuda. Está sangrando y grita que hay terroristas. Abro la ventana. Otro chico en un auto paralelo y yo nos consultamos y decidimos que necesitamos ayudarlo. Así como estamos hablando, camionetas llenas de terroristas empiezan a dispararnos de todas direcciones. Logro retomar y salgo a toda velocidad.


Durante el trayecto, tiros y terroristas por todas partes. Milagrosamente, logramos salvar este trecho. En ese momento entré en el grupo de chat familiar y escribí: 'Los quiero a todos. Lo siento'. Pero lo borré inmediatamente sin enviarlo porque no saben que estoy aquí y no hay forma de que les haga esto. Me digo a mí mismo “ni soñando te rindas ante quienes más odias. No les permitirás que te maten.” Empecé a entender que debo tomar las riendas de la situación. Mientras tanto, envié un mensaje a un grupo de amigos.


Me detengo cerca de un refugio antiaéreo junto al camino. Llamé a una amiga mía que vi que estaba en pánico cuando comenzaron los misiles. Quiero que ella y su novio se vengan conmigo. Llamo y responde él. Intento explicarle que hay terroristas. Él me dice: 'Lo sé. Estamos huyendo. Tú también, corre'. Corta la llamada y simplemente sigo conduciendo. Sé que si salgo del auto solo me tengo a mí mismo porque mi amigo no está lúcido y en un segundo podría perderlo. Me digo que no puedo hacer eso de ninguna manera y sigo conduciendo.



Adi tells his friends about the terrorists shooting

Entré en un kibbutz que estaba cerca, pero el portón estaba cerrado. Imposible entrar. Vuelvo a arrancar. Los autos que vienen en dirección opuesta intentan detenerme diciendo que no siga porque también hay terroristas en esa dirección. Pero todos los refugios están llenos de gente. Sigo conduciendo y por gracia de Dios, Rey de Reyes, logro pasar también este otro trecho.


Llego a la ciudad de Netivot. Me escondo durante aproximadamente una hora hasta que mi amigo, que vive allí, me responde y sigo viaje hacia él. Pero la historia no termina allí. También Netivot era un caos. Pero gracias a Dios, estamos aquí para contarlo. Lo que nos pasó es un milagro. No hay otra forma de explicarlo. Estoy vivo y no es obvio. Quiero que todo el mundo sepa que pasamos por una clase de holocausto. No hay otra forma de describirlo. Y nadie me va a contar a mí cuentos de que, al final, triunfaremos por haber sido tan derrotados. Sufrimos una pérdida devastadora. Nuestros hermanos y hermanas fueron asesinados y secuestrados. Nuestra propia alma fue asesinada.


La única forma en que podríamos perdonar a aquellos que nos abandonaron es si se levanta en ese montón de ruinas denominado Gaza. una nueva ciudad llamada Nova, en memoria del Festival de música Nova destrozado por el terrorismo.


Aprecia la vida, ámala, perdona, tolera y dile a quienes te rodean constantemente que los amas. Da gracias por todo.



Adi B puts on tefillin


Adi B.



bottom of page